Desde las letras que hoy me sostienen, recuerdos de papel amarillo y que no son , ni serán más, tabula rasa, hoja en blanco o portada cerrada. Desde la escalera de color para subir al último estante donde quizás repose otro ejemplar para añadir a esta biblioteca. Hoy, ayer, cualquier otro, y desde el día que aprendí a permutar palabras, cosa que aún me divierte, te permito, marea visible en tinta, arrastrarme con tus corrientes.
Hay tantos días del libro, como corrientes de tinta que nos remueven por dentro.
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